8 sept 2013


Testimonio de Mª Carmen (Parroquia del Val)

"¡En estos días he visto cantidad de milagros!"

Mª Carmen (gafas de sol) comiendo con los misioneros

Mª Carmen pertenece a la Parroquia de Ntra Sra. del Val en Alcalá de Henares. Ella vivió la experiencia de Arde Complutum cuando una docena de misioneros (sacerdotes, religiosos y laicos) llegarón a su parroquia para estar misionando durante tres días. El Señor nos regala ver frutos ad-extra y muchos frutos ad-intra. La misión renueva la vida de la Iglesia. A continuación nos cuenta su testimonio. 

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Mi nombre es Mª Carmen y voy a cumplir 63 años.
Llevo años pidiéndole al Señor que me aumentara la fe en cada Eucaristía, al comulgar.
No sentía su presencia en el Sagrario, me arrodillaba ante Él por costumbre, tampoco leía la Biblia ni los evangelios, pues para mí eran un libro más, ya que no me transmitían nada.

Pues bien, hoy quiero dar testimonio de lo que han supuesto para mí estos días de evangelización. Hoy, al escuchar el Evangelio, me he sentido como Marta, hago muchas cosas en la parroquia, colaboro con Cáritas, limpio la parroquia, he hecho un jardín delante de ella y lo cuido con mucho cariño, pero, ¿qué tiempo le dedico al Señor?

En estos días he visto cantidad de milagros. Yo me quedaba en la parroquia alabando y bendiciendo al Señor, he rezado el Rosario todos los días y he visto cantidad de gente que ha entrado en la parroquia acompañada por los evangelizadores que se han puesto de rodillas ante el Santísimo llorando, he visto cómo ellos hablaban con la gente del parque, los de la litrona, y les han llevado alimentos, han invitado a nuestras cenas a gente de la calle, se ha producido como el milagro de los panes y los peces, porque una noche en que éramos pocos a cenar y teníamos sobras de la comida y poco más, se presentaron doce personas, los componentes de un coro que habían venido a alabar al Señor con nosotros. Pues no sé cómo ni de dónde salió tanta comida, que al final sobró.

El grupo que ha venido a nuestra parroquia lleva a Dios dentro y lo transmite por todos sus poros; son gente amable, felices, cariñosos con todo el mundo, les doy las gracias por haber estado allí.

Yo me sentía feliz. Cada día he sentido Su presencia, lo he sentido dentro de mí, he llorado hasta la saciedad, estaba casi todo el tiempo postrada ante Él.

El otro día me ocurrió algo maravilloso: yo siempre llevo un libro cuando voy al médico, pero ese día decidí llevarme un librito del Magníficat del mes de junio que me había regalado Arturo, mi párroco. Como ya dije antes, yo no leía los evangelios; pues bien, abrí sin ton ni son y me salió un pasaje del Evangelio, cuando Jesús le preguntó a sus discípulos: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Al leer estas palabras, el corazón me dio un vuelco tan grande que creí morirme. Al llegar por la tarde a la parroquia, cogí una palabrita de Dios del cesto y ponía “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Creedlo, creedlo de verdad, Él está vivo, vivo en el Sagrario, está vivo en la Eucaristía, Él mismo se nos da en la comunión, está vivo dentro de nosotros. No andéis con prisa, dedicad un poco de vuestro tiempo para estar con Él. Alabado sea el Señor, bendito y alabado sea por siempre. Estoy enamorada de Él, pienso en Él en cada momento, estoy deseando ir a hacerle una visita y estar allí postrada, adorándole.

Gracias por estos días de evangelización, pues por fin me he encontrado con Él.