CRÓNICA DE LA FIESTA
DE LA DIVINA MISERICORDIA
Durante la semana de
Pascua hemos tenido la gracia de desear que el mundo entero conozca la
Misericordia de Dios, de estar suplicándole al Señor, con la ayuda del Cielo,
de manos de la Virgen María, y con la oración de tantos hermanos en lo
escondido, la conversión de los hombres, especialmente de nuestra diócesis de
Alcalá de Henares, de confiar en él. Por las mañanas rezábamos el rosario y por
las tardes estuvimos en las parroquias de santa Teresa de Jesús, Virgen de
Belén, en la Catedral, san Bartolomé y en el convento de las Carmelitas de la
Imagen de nuestra ciudad, evangelizando por las calles y llevando a muchos
hogares estampas y dípticos con palabras y promesas del Señor a santa Faustina
Kowalska e invitándolos a la Fiesta del domingo.
Llegó por fin el gran
día, el domingo de la Misericordia, y nos dispusimos para acoger el amor del
Señor, que no cesa de desbordar para quien lo desee recibir. Comenzamos con una
comida fraterna en la plaza de las bernardas. A continuación, se expuso al
Señor para la adoración y rezamos la Coronilla de la Divina Misericordia. El
Cielo está abierto: todos interceden sin cesar por la conversión de los
hombres. San Juan Pablo II y santa Faustina Kowalska, apóstoles de la Misericordia
Divina, están especialmente presentes.
Algunos sacerdotes
predicaron sobre las promesas del Señor para esa fiesta, el cuadro de Jesús
Misericordioso, la hora de la Misericordia y la confesión. Había sacerdotes
confesando, unos hermanos en intercesión, que rezaban por aquel que lo
necesitase y pidiese y, mientras unos hermanos permanecían en el interior del
templo, otros, salieron a evangelizar. Tras la evangelización, nuestro obispo,
don Juan Antonio Reig Pla, llevó al Señor en procesión hasta el altar dispuesto
para la ocasión en la plaza, donde tuvimos un rato de adoración. Recibimos la
bendición del Señor y celebramos lo más importante y grande que tenemos: la
Eucaristía, el centro del día, en la capilla del palacio, presidida por nuestro
obispo, y donde nuestra diócesis, y cada uno de nosotros con ella, acogió con alegría y gratitud a Dios a
nuestras hermanas, las Siervas del Hogar de la Madre, que desde ese día
servirán al Señor y a los hermanos entre nosotros.
Damos gracias al Señor
por sus beneficios, por todas las maravillas que ha hecho, hace y hará, por lo
que hemos visto y por lo que veremos en el Cielo y seguimos pidiéndole que
Alcalá y todos los hombres, como Jericó, “caigan”, por gracia suya, en los
brazos misericordiosos de Dios.
Compartimos, a continuación, algunos testimonios:
Familia Rivero- Mena
(Cáceres)
¡Fue todo un regalo poder acercarnos y participar en la fiesta de la Divina Misericordia el pasado domingo en Alcalá! Damos gracias a Dios por habernos sentido una gran familia, unidos en fraternidad con hermanos de distintas parroquias, diócesis y hasta de distintos países, compartiendo con todos los que por allí pasaban la alegría profunda de sabernos amados por gracia y hasta el extremo por Jesús.
¡Fue todo un regalo poder acercarnos y participar en la fiesta de la Divina Misericordia el pasado domingo en Alcalá! Damos gracias a Dios por habernos sentido una gran familia, unidos en fraternidad con hermanos de distintas parroquias, diócesis y hasta de distintos países, compartiendo con todos los que por allí pasaban la alegría profunda de sabernos amados por gracia y hasta el extremo por Jesús.
Durante toda la tarde el Amor
Misericordioso del Señor se derramó entre todas las personas que tanto en el monasterio
de san Bernardo como más tarde en la plaza se acercaban ante Jesús Eucaristía.
Y es que ¡con cuánto amor se nos da el Señor! ¡Cuántos regalos porque sí,
porque a Él le gusta amarnos con locura!
Hubo momentos para la oración -con el rezo de la coronilla de la misericordia-, para acercarse al sacramento de la Penitencia, para a los pies del Maestro escucharle e interceder, para como testigos compartir la buena noticia de que Cristo vive. De entre tantas bendiciones, señalo una: la imagen de una joven madre que con curiosidad se acercó a preguntar "qué pasaba allí" y momentos después ante el Santísimo rompía en un sentido llanto a los pies del Señor. ¡Qué grande tu Misericordia! ¡Solo tú, Señor, sabes lo que obras en lo oculto y profundo del corazón! ¡Eres único! ¡No hay otro como Tú!
Hubo momentos para la oración -con el rezo de la coronilla de la misericordia-, para acercarse al sacramento de la Penitencia, para a los pies del Maestro escucharle e interceder, para como testigos compartir la buena noticia de que Cristo vive. De entre tantas bendiciones, señalo una: la imagen de una joven madre que con curiosidad se acercó a preguntar "qué pasaba allí" y momentos después ante el Santísimo rompía en un sentido llanto a los pies del Señor. ¡Qué grande tu Misericordia! ¡Solo tú, Señor, sabes lo que obras en lo oculto y profundo del corazón! ¡Eres único! ¡No hay otro como Tú!
Marisol
Para mí, haber podido vivir la Fiesta de la Divina Misericordia junto a mis hermanos de Kerygma ha sido un regalo del Señor.
Para mí, haber podido vivir la Fiesta de la Divina Misericordia junto a mis hermanos de Kerygma ha sido un regalo del Señor.
Los momentos previos los viví con
mucha alegría, mientras preparábamos la iglesia y durante la adoración sentí cómo
del Corazón de Jesús brotaba su infinito amor y misericordia por cada una de
las almas con las que nos íbamos a encontrar aquella tarde. Doy gracias a Dios por cada persona
con la que me encontré, cada una con su realidad, sus heridas, sus rechazos a
Dios...porque Jesús las ama tal como son y tal como están.
Stephen
Stephen
Hoy el Señor me
dijo tres veces: "no tengas miedo”. En el papel [la Palabra de Dios
enrollada en folios de colores que cogió], durante adoración, y en la lectura durante
la Misa. Hoy fue increíble en general. ¡Gracias por la invitación!
José Alberto (Murcia)
Lo primero y principal que quiero
hacer con este testimonio es darle las gracias al Señor. Y es que Él dispuso
todo lo necesario para que pudiera vivir la semana de la Divina Misericordia en
Alcalá con los hermanos de Kerygma. Solo Él podía regalarme esta experiencia,
que es muy especial puesto que mi conversión vino a través de su Divina Misericordia, hace tres años. Solo Él podía preparar que mi empresa me pusiera
un curso esa semana en Madrid. Todos los detalles los tenía planeados: un nada
habitual curso de una semana en Madrid, una ubicación cercana a Alcalá, un
horario compatible con la celebración de la adoración y de la Eucaristía, una
carga de trabajo sorprendentemente liviana durante esa semana...
Y que además mi familia estuviera de
vacaciones por ser fiesta escolar en Murcia y pudiéramos todos acercarnos
juntos a Alcalá confirmó plenamente su deseo de que pudiera estar en esta
fiesta.
La experiencia en Alcalá fue maravillosa. Principalmente porque pude de nuevo ver en nuestros hermanos de Kerygma cómo Dios actúa, a través de almas sencillas y enamoradas de Él, y que dan testimonio de cómo podemos responder a la vocación evangelizadora que Él ha plantado en nuestro corazón. ¡¡¡Gloria a Dios!!!
La experiencia en Alcalá fue maravillosa. Principalmente porque pude de nuevo ver en nuestros hermanos de Kerygma cómo Dios actúa, a través de almas sencillas y enamoradas de Él, y que dan testimonio de cómo podemos responder a la vocación evangelizadora que Él ha plantado en nuestro corazón. ¡¡¡Gloria a Dios!!!
Beatriz
Cada año espero y vivo con más esperanza y alegría la Divina Misericordia,
procuro cuidar la oración de su novena que nos va preparando el corazón.
He agradecido
poder participar en Alcalá de Henares de la adoración dentro y fuera del
templo, de la evangelización por las calles, ver a un buen número de sacerdotes
confesando, la cercanía de los hermanos compartiendo un mismo Amor y culminar
el día con lo más grande: la Eucaristía. ¿Qué más se puede pedir?
Francisco, párroco de santa Teresa de Jesús
Damos gracias a Dios por
haber podido celebrar un año más esta Fiesta, que realmente nos recuerda lo que
celebramos en Pascua, la Misericordia infinita de Dios que ha rescatado al
hombre del abismo del pecado y de la muerte. Estamos en el tiempo de la
Misericordia, última tabla de salvación para el hombre.
Tuvimos la gracia de prepararnos en la parroquia el lunes previo a la Fiesta del segundo domingo de Pascua con una tarde de adoración y evangelización, rezando la coronilla junto con la novena a las 15:00, profundizando en el mensaje confiado a santa Faustina y terminando con la Eucaristía junto con las vísperas. Durante la semana intentamos transmitir a los niños de catequesis el mensaje de la Divina Misericordia con algunas estampas y un oratorio. El día de la Fiesta solo pude estar un rato en las Bernardas para la coronilla. En la parroquia tuvimos ese día una adoración por la tarde dedicada especialmente a esta Fiesta. Hemos de dar a conocer cada vez más la insondable Misericordia de nuestro Dios para la salvación de las almas. Sin duda, el próximo año, dedicado a la Misericordia y la JMJ en Cracovia, será una oportunidad para dar a conocer más esta Fiesta, que sigue siendo aún poco conocida para muchos cristianos.
Tuvimos la gracia de prepararnos en la parroquia el lunes previo a la Fiesta del segundo domingo de Pascua con una tarde de adoración y evangelización, rezando la coronilla junto con la novena a las 15:00, profundizando en el mensaje confiado a santa Faustina y terminando con la Eucaristía junto con las vísperas. Durante la semana intentamos transmitir a los niños de catequesis el mensaje de la Divina Misericordia con algunas estampas y un oratorio. El día de la Fiesta solo pude estar un rato en las Bernardas para la coronilla. En la parroquia tuvimos ese día una adoración por la tarde dedicada especialmente a esta Fiesta. Hemos de dar a conocer cada vez más la insondable Misericordia de nuestro Dios para la salvación de las almas. Sin duda, el próximo año, dedicado a la Misericordia y la JMJ en Cracovia, será una oportunidad para dar a conocer más esta Fiesta, que sigue siendo aún poco conocida para muchos cristianos.
Gloria
Tantas veces anteponemos un tiempo
que es supuestamente nuestro (porque no es nuestro, es del Señor) en cosas
mundanas que no nos dan la felicidad. Aun así, nuestro Padre Dios, cuando le
dedicamos un poquito de tiempo, ¡¡¡madre mía, cómo nos lo agradece!!!
Estuve solo un día, pero qué gozo y
alegría se siente, cuando lo que se comunica a las personas es el inmenso y
perfecto amor con el que Dios Padre nos trata, porque Dios tiene sed de
nosotros, pero las personas no tenemos menos sed de Dios.
La fiesta del domingo de la Divina Misericordia, como
todo lo que nos da el Señor, fue un regalazo. Me imaginaba los ojitos del Señor
emocionados al mirar con tanta ternura a las almitas que se acercaban al
sacramento de la penitencia. ¡Y qué decir de la tremenda fiesta que tendrían en
el Cielo!
Que el Espíritu Santo nos acompañe en esta preciosa
tarea de saber corresponder al amor de Dios.
Parroquia Virgen de Belén |
Parroquia de san Bartolomé |
En la Catedral |
Domingo de la Divina Misericordia: comida fraterna |
Adoración eucarística, predicación, confesiones y evangelización en el monasterio de san Bernardo |
Adoración en la plaza de las bernardas |
Procesión |
Bendición final |
Al enterarse Jesús se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los despoblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Cuando se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida». Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer» (Mateo 14, 13-16).
Gracias, Señor, por ti mismo, por vivir ofrecido por nosotros, intercediendo en nuestro favor, por tu compasión por todo hombre, por tu Misericordia desbordante e infinita, por tu misericordia que no se agota y que renuevas cada mañana. Haznos cómo tú, Jesús. Concédenos la gracia de colaborar contigo en la curación de este mundo enfermo, cuya enfermedad es estar hambriento y sediento de Dios. Nos ofrecemos a ti y contigo para ser, en ti, alimento para este mundo que muere sin ti, Jesús, para que a nadie falte lo necesario para vivir, por supuesto, pero sobre todo, para que vivamos la mayor caridad que es darte a ti, Señor, anunciar a cada hombre que tú estás vivo, los amas, los esperas, y quieres alimentarlos con tu Cuerpo y tu Sangre, para que tengamos vida eterna y puedas resucitarnos en el último día. ¡Contágianos tu sed por la salvación de los hombres para que nos vaya la vida en que todos descubran tu amor y sean tuyos para siempre! Gracias infinitas por permitirnos participar contigo en esta sagrada misión de ser puentes entre tú y los hombres. ¡Bendito seas, Señor!
Señor, concédenos un corazón que escuche, que viva de tu Palabra y de la Eucaristía, para permitir que nuestra vida sea un canal de tu amor hoy.