Evangelizar en la calle funciona (I)
(Testimonio de un experto en "márketing" y comunicación)
Escribo
estas notas a petición de un organizador de “Arde Complutum 2013”, como
testimonio de mi experiencia en ese encuentro y por si pueden ser de ayuda a la
Santa Iglesia o a alguno de sus miembros.
Mi
nombre es José Carlos González-Hurtado y Collado, soy español, residente en
Francia desde hace más de tres años. Aunque visito España con frecuencia, tengo
familia y casa en Madrid y me considero español, he vivido más de la mitad de
mi vida fuera de mi país y los últimos quince años de continuo (en Alemania,
Ucrania, Israel, Suiza…) Mis estudios superiores los cursé en la Universidad
Pontificia Comillas –ICADE- regida por la Compañía de Jesús y residí durante
unos años en el Colegio Mayor Moncloa dirigido por el Opus Dei en Madrid. No
pertenezco a ningún “Movimiento” dentro de la Iglesia. Siempre me he
considerado Católico pero lo era tibiamente hasta lo que algunos considerarían
mi “conversión” durante mi estancia en Israel en los años 2001 al 2003. Hasta
hace pocos meses era el “Chief Commercial Officer, Member of the Executive
Board” del Grupo Carrefour (Jefe
comercial global y miembro del Consejo Ejecutivo), previamente trabajé durante
más de veinte años en una multinacional americana (Procter & Gamble) donde
me formé en el mundo empresarial, ascendí hasta Vicepresidente y –más
importante- conocí a quien es hoy mi mujer
y “Mi camino hacia el Cielo”, Doris.
Finalmente, soy el feliz padre de seis hijos (Cristina, Teresa, Sofía,
Paula, Clara y Diego… así llamado en recuerdo y honor de San Diego de Alcalá).
Conocí
de la organización de “Arde Complutum 2013” (en adelante AC) a través de un
artículo de periódico que leí en uno de mis viajes a España. Providencialmente
las reuniones y viajes que estaban previstos para la semana en que se iba a
desarrollar AC fueron cancelados. Pedí referencias sobre la semana de
Evangelización AC a un sacerdote amigo y de toda confianza de la diócesis de
Alcalá que me animó a acudir y me puso en contacto con los organizadores. Me
inscribí tarde y hubo varios contratiempos que estuvieron a punto de impedir
que acudiera en el último minuto. Finalmente, gracias a Dios, llegué a Alcalá
el domingo 14 de julio, día nacional en Francia y de triste recuerdo para el
resto de Europa. Menciono
todo lo anterior como antecedentes por si puede ayudar a interpretar mejor el
testimonio que sigue.
Durante
una semana en Alcalá, Ajalvir, los Berrocales, Paracuellos y de vuelta en Alcalá se han acumulado infinidad de experiencias,
riquísimas en lo personal y grandiosas en lo espiritual. Nada podía haberme
hecho imaginar la enormidad que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo estaban
preparando para esa semana…
Dios
no me permita jamás dudar de su Providencia ni del poder transformador de su
Gracia. Pero ahora sé que, si en algún momento en el futuro mi fe se ensombrece
con alguna duda puesta por mi soberbia en mi inteligencia, sólo tendré que
recordar las vivencias de esta semana para volver a estar cierto en la grandeza
y bondad de Dios y en su capacidad para entrar como quien es dueño en las almas
y transformarlas.
Permítaseme hacer algunas consideraciones generales que quizás puedan ser de utilidad… al fin y al cabo soy hombre de empresa, con una
vertiente práctica que acostumbra a analizar los hechos y sacar conclusiones
que permitan preparar “siguientes pasos”. Hay, a mi juicio, muchos y enormes
aprendizajes que la Iglesia, y en concreto la Iglesia en España debe adquirir
de experiencias como AC.
Por
mi parte tengo la ventaja- creo yo- de haber vivido fuera de España durante
mucho tiempo y en prácticamente todos los confines del Mundo por lo que quizá
disfrute de mayor capacidad de comparación y de sorpresa (como el pariente que regresa cada cierto
tiempo es más capaz de ver las transformaciones en el niño que crece, y que no
se observan al convivir con él todos los días).
No
es éste el lugar de exponer todos los aprendizajes, observaciones y
recomendaciones que se me ocurren tras AC,
sólo espero que quienes dirigen la Iglesia tengan forma de conocer esas
realidades… pero sí querría llamar la atención sobre algunas conclusiones
después de hablar con cientos de personas y reflexionar sobre lo mucho que he
visto y escuchado…
1) Experiencias
como Arde Complutum (sacar la Evangelización “a la calle”) son enormemente necesarias y urgentes.
Simplificando para no extenderme. Encontré 3 grupos de
personas con perfiles y reacciones muy
distintas. A) los menores de 25 años, de ellos aproximadamente 1 de cada
4 ó 5 no están bautizados (¡!) y otros tantos son de otras confesiones
(musulmanes/ generalmente norteafricanos, ortodoxos/ generalmente rumanos y protestantes de distintas denominaciones/generalmente
iberoamericanos). Del resto, de los bautizados en la Santa Iglesia Católica
apenas había quien practicara… muchos, la mayoría, no habían acudido al
sacramento de la confesión desde la primera comunión y muchos, la mayoría, no
se habían confirmado… ¿La buena noticia? Que su actitud hacia la Iglesia o
hacia el clero no es en absoluto de rechazo, es casi y en muchos casos de simpatía…
muchos aceptaron la invitación de entrar a la Iglesia, rezar e incluso confesarse.
La mayoría tienen curiosidad, escuchan sinceramente, son receptivos y sólo
necesitan una sugerencia amistosa, una invitación sincera para encontrarse con
el Señor. La sorpresa no tan positiva fue ver que tienen una inmensa ignorancia
en temas de religión (muchos no conocían ninguna oración, alguno no sabía
santiguarse). B) los de 40-60 años,
son los de mi generación y una anterior... Los que de entre ellos están alejados
de la Iglesia parecen tener, y lamento decirlo,
un corazón más duro. Muchos se declaran ateos o apóstatas, varios virulentamente
anticlericales. Su alejamiento de la Iglesia tiene mucho que ver con ideologías
políticas de odioso recuerdo y que yo hubiera creído superadas… pero que han
dejado un poso de falsedades, lugares comunes y prejuicios que parecen haber
anclado esas almas en lo peor del pasado siglo. C) Finalmente, los
mayores de 70 años, muy distintos de los otros dos grupos… todos
–practicantes o no- se sabían la “teórica”, y la mayoría aceptaban las verdades
de la Fe… Muchos de los que no practicaban lo hacían por desidia o dejadez… o
bien porque eran conscientes de que no podrían comulgar por estar en alguna
situación irregular.
2) Arde
Complutum (y en general experiencias de sacar la Evangelización “a la
calle”) “funciona”. Yo lo he
visto y doy testimonio y no he parado de
hablar de ello desde que terminó AC…
Jamás hubiera imaginado los “resultados” de experiencias de
evangelización de este tipo…
Si hablo desde el punto de vista puramente terrenal… Por mi
trabajo soy un experto de “márketing”. Me he dedicado profesionalmente a cómo
comunicar y publicitar, cómo cambiar hábitos o crear otros de la forma más
efectiva…y lo he aprendido todo en la compañía más grande de bienes de consumo
del mundo, la que más gasta en publicidad y en márketing, la que lo hace de
forma más “científica” y posiblemente la que más sabe de ello… Sé detectar y
definir una necesidad de negocio y cómo solucionarla con una estrategia de
comunicación y de márketing … bien, pues si la Iglesia fuera mi “negocio”, (
discúlpeseme el lenguaje) yo tendría como prioridad sacar a la Iglesia de los
templos, y dirigirme a aquellos, que son muchos, que no saben nada de Jesucristo
ni de su Iglesia –si no es por tergiversaciones malintencionadas leídas o
vistas en los medios de comunicación-, y también “invertiría mis recursos “ en
una “técnica” que he visto que funciona y da resultados espectaculares. Exponer
al Santísimo y luego que laicos y sacerdotes, jóvenes y menos jóvenes,
consagrados y religiosos y familias enteras prediquen, e inviten a visitar al
Señor y evangelicen por las calles y las
plazas… “funciona”.
(también ayuda la “ambientación”: la iglesia en penumbra, las
velas, las canciones al fondo… y Jesús en la custodia esperándonos en el altar).
(No se me escapa que es el Espíritu Santo quien obra estos
milagros, estas “metanoias” y nosotros somos sólo instrumentos… pero también sé
que debemos poner nuestros mejores medios para cooperar con la Gracia, y
también me consta que hay otros medios efectivos que servirían para extender el
Reino que seguro también funcionarían, y que no se usan, váyase a saber por
qué…).
AC ha “funcionado” en
todos los grupos a los que me he referido en el primer punto, a pesar de que son personas con muy distintas actitudes
previas hacia la religión y hacia la Iglesia Católica. Para todos haberse
encontrado con Misioneros – Evangelizadores Católicos fue un aldabonazo
inesperado… unos aprendieron algo, otros se cuestionaron mucho, y los últimos
recordaron otro tanto que tenían olvidado. He visto a muchos entrar por primera
vez en una Iglesia, otros muchos rezar delante del Santísimo por primera vez en
décadas, otros confesarse también por primera vez, algunos manifestar que
querían ser bautizados, y todos, todos sorprenderse ante una Iglesia viva y
alegre, tanto que puedo aventurar que todos mejoraron la imagen de la Iglesia…
impresionados por “gente normal” que hablaba de Jesucristo y su Iglesia con
amor, con alegría, con pasión, con convicción. “Y no son curas… y no son
viejos… y parecen normales” podía leer en alguno de los pensamientos de quienes
nos encontrábamos e interpelábamos.
3) AC
también es una bendición para los evangelizadores. Incontables son las gracias, y no podría yo enumerarlas,
pero baste decir que esta experiencia afianza la Fe, aumenta la Esperanza y nos
hace sujetos y objetos de la Caridad. No soy de los que crea que hace falta
“sentir” a Dios para creer en Él, y en mi experiencia el sentimentalismo puede
ser un peligro para alcanzar la Verdad… pero AC te hace “sentir Iglesia”. Ese
sentimiento no es tenido como un “objetivo” sino que es una consecuencia genuina y positiva de la oración constante
(Laudes, Vísperas, Lectio Divina…), del “estar pegado” a los sacramentos, la
Eucaristía, la adoración al Santísimo… y del misionar y evangelizar con otros
hermanos en la fe.
·
) Otras consideraciones:
a) El
Rezo del Santo Rosario en la calle: en AC bien en Alcalá o después en las
parroquias donde nos dispersamos rezábamos en grupo el Santo Rosario en la
calle, en una plaza pública, delante de un Icono de Ntra Sra. Es, a mi juicio,
otra práctica enormemente positiva. Participa de la estrategia que creo
fundamental y ya mencionada: “Hace falta sacar la Iglesia de los templos”
(disculpas por la auto-cita) que muestre a los no practicantes una Iglesia
viva, diversa, y sinceramente creyente. Muchos de los ateos que encontré quedan
perplejos ante “personas normales” con fe sincera… Como no conocen a ningún
creyente y están constantemente sujetos a propaganda sectaria, producen un
universo mental en que la Iglesia son “dos viejas, un lerdo y un cura que se
aprovecha”. Cuando por primera vez ven otra realidad… he observado como esa
construcción se tambalea, quedan perplejos, incluso escandalizados …
Por otro lado también he
visto que muchas personas se añaden al rezo, algunos con indisimulado orgullo de ser parte
de una Iglesia que tiene esa vitalidad y coraje, otros con timidez… todos con
agradecimiento por ese rato de oración.
Tuve la fortuna de estar de misión en la parroquia de Ajalvir
y Los Berrocales. Conozco al párroco, D. Walter Kowalski, desde hace años en
que coincidimos en Alemania. D Walter me honra con su amistad, él es un
sacerdote excelente, de enormes virtudes, fe y fidelidad a la Iglesia. Un
hombre entregado a Dios y un gran ejemplo para la comunidad… Esos días me
invitó a quedarme en su casa, y después de la evangelización charlábamos de los
acontecimientos del día en veladas largas que iban hasta altas horas de la
madrugada. En una de ellas me preguntó qué pensaba de hacer el rezo del Santo
Rosario en la Plaza del pueblo algo habitual -“todos los primeros sábados”. –
“Genial” - le dije- “creo que es una idea fantástica, y creo que se debería
hacer en todas las parroquias”. Y ahora más aún pienso que sería bueno hacerlo
y mucho y en todos los lugares…
b) El
habito eclesiástico: Durante AC he comprobado –desde un ángulo distinto- la
importancia que tiene que los sacerdotes lleven traje talar o cleriman. Es una forma
más de evangelización… nos recuerdan que “Dios existe”. No he observado ningún
rechazo entre los jóvenes por ello y sí he visto la alegría de muchos fieles al
ver religiosos con hábito y a sacerdotes con sotana o alzacuellos y también a
otros religiosos ganar en coraje al ver a sus hermanos dando testimonio
vistiendo hábito eclesiástico. En la semana de AC tuvimos la fortuna de contar
con varios Peregrinos de la Eucaristía, una orden de religiosos y religiosas
que visten un sayal parecido al de los
franciscanos: marrón, con cíngulo blanco y sandalias… Salí a evangelizar con
varios de ellos y he visto que, contrariamente a lo que alguna vez he escuchado,
el hábito no representa ningún impedimento para entablar un dialogo con
quienquiera, sino que más bien ayuda a la evangelización, al dar autenticidad,
y en el interlocutor produce un respeto hacia el mensaje pues “ve” que quien lo
comunica ha “apostado” su vida por él.
c) Más y
más frecuentes: Las semanas de Evangelización no deberían ser “semanas” y la evangelización debería ser
parte de las “actividades habituales” de la Iglesia… Como sugerencias, ¿por qué
no incluir un día de evangelización en los ejercicios espirituales para laicos
que se realicen en las diócesis? ¿por qué no realizar estas semanas más
frecuentemente y en todas las parroquias? (en Pascua, en Adviento…) ¿por qué no
invitar a movimientos de la Iglesia a que se unan e incluyan estas actividades
en las que ya realizan? ¿por qué no incluir la evangelización como parte de la
catequesis de confirmación? En definitiva ¿por qué no “institucionalizar” la
evangelización como algo normal, natural
y habitual en la vida de un católico?
He escrito lo anterior, como dije al principio, a petición de
alguno de los organizadores, pero también por si puede ayudar a otros de alguna
forma misteriosa – eso lo dejo en manos del Espíritu Santo- y a fin de dejar
constancia ante mí mismo de una experiencia maravillosa en todos los sentidos.
He encontrado un grupo de cristianos auténticos que se esfuerzan en vivir su fe
con alegría y anunciar el Reino con entusiasmo. He encontrado un grupo de
personas de distinta extracción social, de distintas nacionalidades,
religiosos, y religiosas, consagrados y laicos… familias enteras, jóvenes y
menos jóvenes, pero todos con una gran fe, una fe alegre y todos ayudándose recíprocamente
para ser mejores discípulos del Señor. Me han hecho saber cómo eran las
comunidades de los primeros cristianos. Ha sido un gran honor para mí ser parte
de AC 2013 y haber podido ser un instrumento al servicio del Espíritu Santo.
Creo que ha sido un gran regalo de la Providencia que yo no merezco (y lo escribo sin un ápice de falsa modestia)
pero que acepto gustoso y agradecido.
Finalmente, no he hablado de los
organizadores de Arde Complutum 2013. Es
injusto dedicarles sólo una línea, pero más injusto sería no citarlos… Un enorme, profundo y sentido agradecimiento para el grupo
Kerygma y la diócesis de Alcalá y sus sacerdotes y a su obispo, D Juan Antonio por hacer que esto sea posible…
¡Ahora, más!
Laus Deo
JCG-H