CRÓNICA BELÉN VIVIENTE RIVAS-VACIAMADRID
(…) Los Magos de Oriente(…) eran también, y sobre todo, hombres que
tenían valor, el valor y la humildad de la fe. Se necesitaba tener valentía
para recibir el signo de la estrella como una orden de partir, para salir hacia
lo desconocido, lo incierto, por los caminos llenos de multitud de peligros al
acecho. Podemos imaginarnos las burlas que suscitó la decisión de estos
hombres: la irrisión de los realistas que no podían sino burlarse de las
fantasías de estos hombres. El que partía apoyándose en promesas tan inciertas,
arriesgándolo todo, solo podía aparecer como alguien ridículo. Pero, para estos
hombres tocados interiormente por Dios, el camino acorde con las indicaciones
divinas era más importante que la opinión de la gente. La búsqueda de la verdad
era para ellos más importante que las burlas del mundo, aparentemente
inteligente.
Benedicto XVI. Homilía Misa de la Solemnidad de la Epifanía
del Señor. 6/01/2013.
El día 4 de enero, en vísperas de
la Solemnidad de la Epifanía del Señor, salimos en misión por
Rivas-Vaciamadrid. Al igual que los Magos, salimos a la calle hacia lo desconocido, lo incierto, pero
con la confianza que siempre nos da saber que Jesús sale también con nosotros,
porque Él ya conoce a las almas que nos vamos a encontrar y nos ayuda a mirar
con sus ojos o a poner en nuestra boca las palabras adecuadas para tocar los
corazones.
En la parroquia de San
Maximiliano María Kolbe adoramos a Jesús vivo, recién nacido. En este Templo
familiar, pequeño y humilde, el Niño Dios volvió a nacer para nosotros como
alimento. Al igual que le ocurrió a San Francisco de Asís, que fue el primero
en recrear la escena del nacimiento de Jesús en 1223, también algunos de los
presentes nos confesaban que habían sentido una profunda emoción al ver a Jesús
Eucaristía sobre el altar rodeado de paja, recordando cómo nació nuestro Dios
en un pobre pesebre, pequeño y humilde.
La paja es el elemento que protege al trigo (…) y es esta misma paja,
rechazada por los hombres, la que se transforma en la cuna que acoge a Jesús
inmediatamente después de su nacimiento y nos revela una gran enseñanza: Jesús,
que fue circundado por paja en el pesebre, así como el trigo en la plantación,
se hace nuestro Alimento para la vida eterna.
Una imagen de la Virgen Milagrosa
daba la bienvenida a todos los que entraban a ver a Jesús. Nos contaron que,
cuando llegaba el buen tiempo, se reunían a la puerta de la Iglesia, frente a
la Señora, para rezar el Rosario.
Conchi nos hablaba de su hijo
Óscar, que estaba trabajando en Roma y había insistido para que el sacerdote
nos invitara, porque él ya había estado en otras evangelizaciones y lo
recomendaba a todos, especialmente a sus padres.
Esperanza nos contaba cómo en
esos días de Navidad recordaba a su hermano, ya fallecido, y cómo
Jesucristo le ha dado una vida nueva al encontrarse con ella en el Camino, como le ocurrió a los discípulos de Emaús.
Paco, que no quería bajar de casa, porque
había tenido un día de trabajo muy duro, al final se animó y estuvo adorando a
Jesús, que cambió su cansancio en alegría. Él alivia a los que estamos cansados
y agobiados.
Conchi, Esperanza y Paco forman
parte de una comunidad del Camino Neocatecumenal que ha crecido alrededor de
esta parroquia. Algunos de ellos salieron con nosotros a evangelizar y, al
final, tomamos un chocolate caliente y cantamos a la Virgen María su himno del
Camino. Ellos, que son como una familia, nos acogieron esa noche como a
hermanos.
David, el párroco, sintió el
calor del Amor de Dios en su corazón y la alegría de los que han sido llamados
por Jesús para ser sus ministros.
¡Que Dios os bendiga y derrame su
Espíritu sobre vuestra parroquia!
ALGUNAS FOTOS DE LA MISIÓN DE ESA NOCHE
Preparando la paja para el Belén Viviente |
San José, la Virgen y el Rey Melchor rezando mucho antes de la misión |
San José y María adorando a Jesús Eucaristía |
Una misionera con una persona de la calle a los pies de Jesús |
Jesucristo, nuestro Dios y Señor |
Los setenta y dos volvieron llenos de alegría... (Lc 10, 17) ¡Gracias a toda la Parroquia de San Maximiliano! ¡Dios os bendiga! |