TESTIMONIOS DE LA EVANGELIZACIÓN
EN GRANADA (25-X-2014)
JAVIER AMIGO: "Dios me ha demostrado que el cara a cara con Él nunca deja impasible"
Ya había tenido experiencia de evangelización, con el grupo
Kerygma, en varias ocasiones, pero esta era especial para mí porque era en mi
ciudad y en la zona donde sabía que iba a encontrarme con mis amigos y estaba
especialmente nervioso, aunque tenía claro que iba a servir al Señor en la
calle.
Empezamos a prepararnos
para salir y lo primero que hizo el Señor en mí fue quitarme la vergüenza y
permitirme salir a evangelizar con la fuerza que solo Él puede darnos.
Recibiendo la bendición antes de salir a evangelizar |
Nos acercamos a todos los que pasaban sin excluir a nadie, dando
rollitos con su Palabra [citas de la Escritura impresas en folios de colores, enrolladas a modo de canutillo, que repartimos a la gente], bendiciendo a los que no querían escucharnos y
acompañando al altar a los que nos atendían, que gracias a Dios fueron muchos.
Me llamó la atención un par de muchachas que acompañamos ante el
altar y después de dejar sus peticiones y sus velitas empezamos a orar sobre
ellas. No habíamos hecho más que empezar a rezar cuando una de ellas ya estaba
llorando. Dios me ha demostrado que el cara a cara con Él nunca deja impasible.
También fue impresionante la cantidad de personas que entraron
en la iglesia, en su mayoría jóvenes que quedaban impresionados por el ambiente
que se respiraba dentro, la presencia de Jesús, los cánticos, la oración de los
hermanos... Fue una noche potente en la que el Señor estuvo muy presente y muy
vivo. ¡Gloria a Dios!
Mª JOSÉ BALLESTER: "Él era el pescador
y yo solo la red en sus manos"
Llevando a las almas ante Jesucristo vivo, nuestro Salvador |
Aunque la gloria es solo de Dios, en mi caso es
aún más claro. Desde que surgió como proyecto estaba asustada y mi miedo y
nervios iban en aumento cuanto más se acercaba el día… soy así de vanidosa. El
día anterior, en oración, el Señor me dejó claro que no había motivos para mi
miedo, sencillamente porque yo no iba a hacer nada. Él era el pescador y yo
solo la red en sus manos. Él lanzaría la red y la recogería a su antojo. Disipó
todos mis temores y solo esperaba que llegara la noche siguiente para ver su
gloria y ¡bien que nos la mostró a mi compañero y a mí! Salimos a
la calle con Jesús y María Santísima y, aunque algunos pocos no se
pararon, casi todos los que abordamos (y fueron bastantes) entraron a postrarse
a los pies de Nuestro Señor, algunos pasaron por intercesión. No tuvimos
necesidad de hablar mucho porque Él lo hacía todo. Como ejemplo, nos
presentamos a dos muchachas que nos dijeron que habían quedado y tenían prisa,
les dijimos: "El Señor os está esperando dentro, vamos". Comenzamos a
andar hacia el templo y nos siguieron. Rezamos por ellas frente al Santísimo y
luego se quedaron sentadas en un banco, según ellas solo iban a quedarse un
momento pero al acabar la adoración una de las muchachas seguía allí y me
confesó que la música le había hecho llorar muchísimo, pero que estaba muy
feliz.
El Señor salió a la calle y nos mostró su infinita misericordia atrayendo a sus hijos hacia Él. Se plantó en medio de su pueblo con suavidad, pero con poder. Realmente solo fui la red en sus benditas manos y estoy feliz por ello. ¡A Él toda la Gloria!
“La unidad en el Espíritu”, por ELI
MARTÍN
Solo puedo empezar diciendo: ¡Bendito sea Dios, porque nunca nos
deja solos!
Desde el verano nos llevan anunciando en el Grupo de Oración,
que el sábado día 25 de Octubre, saldría la Renovación a Evangelizar a la calle, y nos pidieron oración.
¡Madre mía, la Renovación a Evangelizar en la calle!
Desde entonces, mi marido y yo, hemos presentado ese día al
Señor, cada mañana.
El lunes antes del 25 me sentí muy angustiada porque cuando
dieron de nuevo el aviso, yo lo interpreté como que todos teníamos que salir a
la calle y yo no sentía la fuerza para hacerlo,
(pienso que ese no es mi don, por
ahora. Me acordaba de la carta de san
Pablo donde dice que el pie no puede ser mano…), pero una buena hermana me
liberó y me dijo que también se podía ir y quedarse dentro apoyando con la
oración. Doy muchas gracias a Dios por
ella, porque sus palabras hicieron que
volviera a tener ilusión porque llegara
ese día.
Y por fin llegó… que en principio fue un día un poquillo
agotador “pa arriba y pa abajo” porque también teníamos otros quehaceres…
Pero volviendo al tema que nos ocupa, llegué justo cuando los
hermanos acababan de salir a la calle. Al entrar en la Iglesia, me pareció como
la entrada del cielo, todo de luces por el suelo hasta llegar a la LUZ GRANDE,
allí estaba el Señor Sacramentado
esperándonos a TODOS.
No me costó ni chispica entrar en oración, presentarle al Señor
a cada uno de los hermanos, los de fuera, los de dentro, los que acudían a la
llamada y los que no. Y el Señor me regaló una vez más el misterio de la
unidad, el de poder sentir lo que los demás sienten por la gracia del Espíritu
Santo.
El ver la cara de mis hermanos de alegría, de satisfacción, el
ver a las muchas personas que entraban a poner sus intenciones al Señor, me
llevó a entrar en una sintonía tal, que no se puede expresar con palabras… Mi
corazón también rebosaba de alegría y de satisfacción, igual que si fuera yo la
que había hablado con ellos, la que los acompañaba, la que evangelizaba... ¡¡¡QUÉ GOZO MÁS GRANDE EN EL ALMA!!!
El rato se me hizo corto y cuando terminó, se me quedó el cuerpo
con ganas de seguir disfrutando de ese pedacico de cielo, y eso que salí de mi casa a las 12 de la mañana.
Cuando volvíamos con
otras hermanas, íbamos por la calle sin parar de hablar de las maravillas
que hace el Señor, sin prisa de llegar…
y a las 1.30 de la madrugada del
domingo, poco sueño tenía.
Durante la adoración eucarística |
¡GRACIAS, SEÑOR, POR TODO, POR TI MISMO, A TI LA GLORIA!