Los protagonistas de la noche fueron Jesús y María.
Providencialmente, porque no fue pensado, ese mismo día se celebrará la fiesta de la patrona de Alcalá, “La Virgen del Val”, y como nos dijo Carlos antes de empezar, “Hoy en el cielo hay una fiesta para la virgen y por eso especialmente hoy se quieren derramar muchas gracias y bendiciones en nuestra ciudad”
Todo fue una fiesta, pero una fiesta especial en torno a Jesús resucitado, todos, los misioneros, los que nunca habían salido, los que ya tenían más experiencia, y las personas que encontramos por la calle estaban contentos. Además Él Señor quiso decirnos antes de salir que nos divirtiésemos, que estuviésemos alegres:
Cuando nos encontramos en San Felipe Neri fue una sorpresa ver tantas caras nuevas que venían a Evangelizar, vinieron de diferentes movimientos de la Iglesia, de Cursillos de Cristiandad, un seminarista del Camino Neocatecumenal con gente de su comunidad, algún seminarista del Alcalá y otras personas de distintas parroquias de la ciudad y también de Madrid y hasta de Valladolid.
Todos salieron, los más mayores y los más jóvenes, a Carlos, del grupo Kerygma, lo que más le gustó es ver como todos los que estábamos en la iglesia salimos a la calle, nunca había pasado esto, el Espíritu Santo estuvo muy fuerte esa noche.
- ¿Qué hacíais por las calles?
- Les decíamos a la gente que Jesús existía.
Gloria, esposa y madre de tres hijos salía también por primera vez, nos cuenta su experiencia:
"Fue una pasada, disfruté un montón y creo que hace mucha falta. Cuando llegué aquí yo no me atrevía, pero luego fue un “bombazo”. Al llegar a la iglesia todo me envolvía y me animaba a salir, cuando llegué estaban hablando de la Madre Teresa de Calcuta y fue muy especial y sobre todo tener al Señor expuesto. Al hablar de Él a la gente experimenté que me enamoraba más y más de Él".
Arturo, un chico joven que salía por primera vez, nos decía que le pareció una oportunidad excelente para enseñar quien es Cristo, para que a través de sus palabras las personas pudieran conocer su amor.
"Creo que habría que hacerlo en todos los movimientos de la Iglesia. Ya que el mundo lo necesita más que nunca”.
En la entrada de la Iglesia se quedó un sacerdote, Pablo y Raquel, ellos acogían a las personas que se iban acercando, para Raquel fue muy importante el momento en el que dejaba a alguien antes Jesús sacramentado, “era una alegría intensa”.
Realmente fue una noche de pesca para el Señor, en su nombre echamos las redes y Él hizo el resto.